En este viaje he buscado una ruta circular por el sur de Francia. Se trataba de hacer un triángulo que tomase por una parte la eurovelo 3 en Francia, y por la otra la eurovelo 1 o Velodyssee. Un viaje chulo, apto para todos los públicos por desnivel, pistas ciclables y caminos tranquilos. Por circunstancias personales lo he tenido que hacer en solitario. Pero entre viajar sólo en bici, y no viajar: la decisión es clara, aguantarme a mí mismo.
Este viaje estaba pensado para septiembre del 2021 pero una previsión de lluvias, lo aplazó y nos cambiamos al Mediterráneo a la Provenza y Languedoc. Este viaje se hizo en junio de 2022, como muchas otras veces consultando en la AF3V. Pero bueno por si acaso, llevaba estas guías estupendas. Como no programé demasiado el viaje, pues me sirvieron para tomar decisiones de donde dormir y alimentarme.
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EUROVELO 3
La eurovelo 3 es una ruta de largo recorrido de unos 3000 km. En la parte de España recorre el camino de Santiago francés, En Francia se conoce como la Scandibérique (así la vi señalada) y la cruza todo por el interior. En los últimos tiempos se ha concretado un poco conectar ambos tramos a través del pirineo navarro. Es lo que se conoce como el Bicimugi.
PRIMER DÍA
Llegué el sábado tarde a Irún y la idea era pedalear un rato. Puesto que el termómetro apuntaba 44 grados, y el viento potente, acampé en el camping Jaizkibiel, con la idea de arrancar el domingo. La noche no fue muy bien. Un ojo inflamado que traje de casa, y unos adolescentes en las tiendas de al lado, me hicieron madrugar.
Acudí al centro de salud a que le pegasen un vistazo a mi ojo, y tras comprar las medicinas, crucé la frontera para pasar a Hendaya. Toda esta zona me resultaba familiar de otras visitas pero no en bici. Y bueno las subiditas y el tráfico de las estrechas carreteras me estresaron un poco. Ya hice bien en su día de saltarme este tramo cuando fui con Ariel.
Ya me planté en la desembocadura del Adour, y tras cruzar el puente en Bayona, fui todo el rato por la margen derecha. Lo malo es que bajo el puente de una autovía el camino se acababa. San Google acudió a mi rescate para devolverme a la orilla del Adour, un rio amplio, sin corriente. Tras unos 70 km de etapa eran las 16h y decidí que ella estaba bien para el primer día, por eso me quedé en el camping de Urt. Allí vi por primera vez señales de la eurovelo 3.
SEGUNDO DÍA
El segundo día me levanté a eso de las 7, pero más tranquilo. El ojo se había deshinchado. Todos los días pasados estuve pendiente de ese incidente que iba a peor, y que ponía el viaje en vilo. Con una calma muy chula seguí pedaleando muy buen ritmo junto el Adour y las señales eurovelo 3. Almorcé en Dax y lo crucé sin visitar. Siguiendo las señales de la Scandiberique fueron cayendo pueblos.
El típico paisaje de las Landas de bosques infinitos de pinos, y helechos llegó para quedarse el resto del viaje. Sediento como una esponja y ya sin agua, paré en un pueblucho. Encontrar fuentes en Francia es difícil. Pero muchos pueblos tienen una zona donde se concentra el colegio, la Mairie, pabellón comunal., iglesia…. Es fácil que cerca hayan unos toilettes públicos, donde puedas coger agua. Queda el recurso de los cementerios aunque el agua puede que no sea potable. Tras repostar agua, estudié donde dormir esa noche. A falta de campings, y hospedajes con un precio cabal pillé un hotelito a unos 30 km. Para llegar el camino era feo y paralelo a una autovía.
Cual fue mi sorpresa al llegar al hotel, tras casi 10 horas encima de la bici, que estaba cerrado. Busqué un lugar para dormir para Mont de Marsant, que me quedaba a 10 km. Me metí en un camino de tierra para llegar, que se volvió intransitable por culpa de la arena. Lección: en las Landas solo usar caminos de asfalto. Las pistas la arena se convierten en trampas de bici. Perdido, cansado, empujando la Kona Sutra, y con el sol a la baja, lo pasé mal. Llegué al hotel casi a las 21 h, cansado, con 130 km en las piernas y solo ganas de cariñitos.
TERCER DÍA
La tercera jornada suponía dejar la eurovelo 3, para tomar un ligero desvío que recortase un poco mi viaje. La idea era llegar a Bazas, aunque viendo que no había camping, puse el punto de mira en Villandraut. Una vía verde me llevó hasta cerca de Roquefort. Sin muchos cambios en el paisaje, fui transitando por carreteras muy tranquilas. Todo me cuadró para almorzar y comer como un señor, sentado y de guay.
Llegué al camping municipal de Villandraut. Bastante cutre, pero que no me cobraron porque nadie pasó. Si viajas por las Landas, echa siempre un ojo a la previsión. Gracias a eso instalé mi tienda de campaña NatureHike Star River 2 con todo su esplendor. Menos mal, porque a eso de las 4 de la madrugada una tremenda tormenta me vino encima. La tienda aguantó con nota, y ya me preocupé para que nada del equipaje se mojase.
CUARTO DÍA
El cuarto día comenzó de madrugada rezando que la tienda aguantase. La previsión daba mucha agua todo el día y me agobié un poco. Por eso cuando hubo una tregua a las 7, salí y recogí todo. Solo el suelo y cubierta de la NatureHike estaban mojados, pero los coloqué encima de las alforjas. Con el ojete apretado, el chubasquero colocado, y en modo “me voy a mojar” salí de Villandraut. Tomé la pista ciclable (solo de bicis) que me llevaba hacia el Atlántico. Pronto asomó el sol entre los nubarrones dando un color y un olor especial al verde de los bosques. Allí sólo, sentí que aquello era un regalo para mis sentidos.
Pedaleando por una pista solo de bicis, me desvié en Joué, buscando un pueblo Moustey donde volví a localizar otra pista ciclable. . Todo el día el paisaje era el inconfundible de las Landas. Mucho verde, mucho pino, y mucho helecho. La pista me llevó hasta Gastes, a la orilla de la laguna de Biscarrosse donde me quedé en el camping.
QUINTO DÍA
A eso de las 8 ya estaba pedaleando con fresca y nubes. Antes de llegar al océano me planté en Mimizan. Tomé la variante que me llevaba por dentro de la población para desayunar. Luego me perdí un poco al llegar a Mimizan playa, pero pronto me llevaron las señales de la Velodyssee. Esta zona del bosque de Mimizan era preciosa y me encontré muchos ciclistas.
Pronto llegué a una playa donde subí las dunas para divisar el paisaje familiar de costa infinita. Paré a tomar una cerveza king size muy cerca del faro de Contis Plage. Achispado comencé a pedalear por esas pistas de bici a la sombra de los pinos. Hice un experimento, y en vez de decir «bon jour», comencé a decir «Hola!». Hasta que una voz me dijo «coño, otro de España». Así conocí a David y Virginia, y estuve un buen rato charlando con ellos.
Nos separamos antes de llegar a Leon. Yo tuve una pequeña avería con el desviador de la Sutra que pude solucionar. De paso aproveché para parar a comer. De nuevo en marcha me perdí por culpa de tantas indicaciones y carriles bici. Por eso estiré un poco más la etapa hasta Capbreton donde estuve viendo los bunkers y el atardecer. Y como no, comiendo mejillones (moulets) que los hacen buenísimos.
VUELTA A CASA
Toda la noche me estuvo lloviendo en el camping. Una lluvia fina, pero constante que no pudo con la Star River 2. Recogí pronto y puse rumbo hasta Labenne, donde en pocos kilómetros tenia una estación. De allí tomé el tren de vuelta a Hendaya, a recoger el coche al otro lado de la frontera. Tras haber hecho esos 50 km complicados unos días atrás, no me apetecía desandar ese camino en bici.
Este es un viaje genial en verano, y fuera de él debe ser complicado que no te llueva durante cuatro días. Todo muy verde, y bastante sombra. En los vídeos, lo puedes ver. Aquí te coloco el del primer día aunque en el canal, puedes ver el resto de etapas.