En mayo siempre podemos coger vacaciones y hacer un viaje con bici. Este 2018 tocaba hacer un buen trozo de la Pirinexus, pero una muy mala previsión del tiempo obligaba a una pirueta en el aire para cambiar de destino. El Canal de Castilla se abrió como una posibilidad, que en unas horas ya eran planes firmes. Solucionados los temas logísticos y despejadas unas cuantas dudas pusimos rumbo a los campos de Castilla.
NUESTRA RUTA POR EL CANAL DE CASTILLA
Como ves el Canal de Castilla tiene forma de Y aunque puedes enlazar ambos ramales entre Valladolid y Medina de Rioseco, y esa fue nuestra opción inspirados por el track de bicitarianos. De esa forma puedes plantear una ruta más o menos circular teniendo en cuenta que el tren te puede llevar desde Valladolid, a Alar del Rey, pasando por Palencia, o viceversa. Mi hijo y yo hemos hecho una ruta de 246 km en cuatro días.
CONSEJOS
El tema del tren es bastante crítico en esta ruta. Es un tren regional que admite bicis pero de forma limitada, y como en estos casos todo depende de como tenga el día el revisor. Por comentarios de un amiguete nos lanzamos a la piscina puesto que entre semana al ser tan baja la demanda de ciclistas no hay problema.
Otro tema delicado son los neumáticos, puesto que creo que lo mejor es hacerla con gomas de MTB. Yo he sufrido con los Schwalbe Marathon en algunos tramos del camino. Mi hijo ha ido un pelin mejor con las cubiertas Btwin «Hybrid». El camino en general es bueno y con bastante sombra, aunque hay tramos con mucha piedra y otros con trozos de corteza que imagino que los han dejado así para que no crezcan malas hierbas. Aunque no ha sido nuestro caso hay que vigilar la presencia de barro, porque puede ser una dificultad añadida muy gorda.
DONDE DORMIR
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Algo bueno es que el canal se puede hacer con las alforjas poco cargadas. Con una muda, un cepillo de dientes y poco más te basta. Casi todos los pueblos tienen albergue, u oferta para dormir, eso si llama antes, especialmente por los albergues turísticos. El tema del camping lo desechamos por el frío por la noche y la escasez en la zona de estas instalaciones. Nosotros llevábamos una guía de los establecimientos de cada pueblo. En la web del Canal de Castilla también hay otra guía para caminantes que te cuenta tramo a tramo más menos que más lo que vas a encontrar. Las puedes bajar aquí.
PRIMER DÍA
Salimos desde Cabezón de Pisuerga donde montamos el campamento base en casa de unos familiares. Eran las 10 de la mañana y pese a que había sol el viento nos avisaba que se apuntaba todo el viaje, sin haber sido invitado. Lo malo era que multiplicaba la sensación de frío. Nos tuvimos que abrigar con todo nuestro arsenal de ropa ciclista. Los kilómetros hasta llegar a Valladolid fueron muy agradables a la vista.
A mi cabeza venían sensaciones de otros canales recorridos. El camino acababa en la dársena de Valladolid, pero fue fácil encontrar el carril bici que nos sacaba de la ciudad. En Zaratán enlazamos con la vía verde del tren Burra que nos dejó frente a un páramo infinito de campos de cereales.
El viento, el camino pedregoso y la sensación de pedalear a ninguna parte hizo mella en nuestra moral y piernas. Vimos un pueblo a lo lejos, Peñaflor de Hornija, y cuando lo teníamos a la mano, tuvimos que bajar un arroyo y luego subir (a pie) el cerro. El cielo se cerró de nubes y el viento apretó. Cuando nos enteramos que todavía nos faltaban más de 27 km y no eran llanos, el ojete se nos quedó como los morros de Belén Esteban. En un nuevo arreón contra el viento llegamos hasta Castromonte. Allí ya no quisimos jugarnos las pocas fuerzas que nos quedaban, y decidimos tirar por asfalto hasta Medina de Rioseco.
SEGUNDO DÍA
A las 9 estábamos ya en marcha aunque el esfuerzo del día anterior se notaba en nuestras piernas. La mañana era ventosa, fresca y nublada en la dársena de Medina de Rioseco, así que lo suyo era ponerse a pedalear. Este tramo tiene mucha vegetación y sombra, aunque en el camino habían muchas ramas en el suelo que daban miedo que se metiesen por las ruedas. Otra cosa que no me gustó es que el camino de sirga por dos veces está cortado, y tienes que cruzar la bici por encima de los quitamiedos de una nacional y una comarcal.
Mi hijo comenzó a quejarse de dolores en las piernas y entramos en Fuentes de Nava a conseguir a toda costa la pastilla milagrosa de los ciclistas: Ibuprofeno. Sentados en un bar para reponernos, un par de ciclistas nos medio asustaron-recomendaron acortar el camino por carretera. Y así lo hicimos saliendo del canal para llegar por una recta hasta Paredes de Nava. Retomamos el camino del canal pero el viento y el firme de cantos hizo un suplicio llegar hasta Becerril buscando un bar. Al continuar llegamos a la esclusa triple cerca de Grijota donde se encuentra el vértice de la Y. Nosotros nos desviamos para seguir hasta Palencia, y allí lo dejamos.
TERCER DÍA
Ya que esta jornada eran menos kilómetros, por la mañana podíamos salir más tarde así que aprovechamos para visitar la catedral de Palencia, «la bella desconocida». Cuando nos estábamos poniendo en marcha un paisano vino a darnos ánimos «pero si el camino hasta Alar es muy aburrido«, «si todo son agua y piedras«,» y encima vais en bici…«. Me supo mal por defraudar a aquel hombre, pero tiramos adelante con mucha ilusión y una pastilla de ibuprofeno. Por momentos el canal iba abierto sin árboles a los lados, con lo que el viento nos daba sin piedad. Al llegar a Calahorra de Ribas un monolito junto a la esclusa triple, recuerda que allí se encontraron las obras del canal.
De nuevo la sombra de los chopos se alternaba con tramos sin árboles. En todo su recorrido el canal es como un oasis que recorre la seca planicie castellana, y la llena de vida. Las filtraciones han ido creando con los años muchas charcas que dan mucho juego a la naturaleza salvaje. Era fácil sorprender a una cigüeña, cuervo o milano. Y mi hijo hasta vio corzos. Y es que el Canal de Castilla no tiene nada que envidiar a otros de más fama como el de Midi.
Llegamos a Fromista en tiempo planeado. Por eso nos refugiamos del sol y el viento en un bar para bebernos un billete de 10 eur en cañas. Como nos dio para unas cuantas vimos el goteo de peregrinos a pie que terminaban su etapa. Y es que Fromista es final de jornada en el camino francés de Santiago. Ya de nuevo en marcha fue emocionante devolver los saludos de los peregrinos, y hasta soltamos algún «venga que ya estáis llegando«. Se acabó este trozo y volvimos a nuestra soledad. Y es que apenas nos hemos cruzado personas en todo el viaje por el Canal de Castilla. Antes de llegar a nuestra parada en Osorno los márgenes se elevaban dejando el canal unos metros más abajo.
CUARTO DÍA
El último día nos lo tomamos con calma porque la etapa era corta. Puede que por eso tomamos con otro talante el viento y fresca. El canal nos regaló los trozos más chulos y de buen camino. Un punto a resaltar es el acueducto de Abánades donde el canal supera y cruza ese río. Otro es el puente colgante que cruza el río Pisuerga junto una zona recreativa que no paramos a explorar. En este tramo vimos muchos chavales de excursión y varios ciclistas que venían en contra.
Llegamos a Alar del Rey a eso de las 14:00 como teníamos tiempo estuvimos viendo las instalaciones que rodean al puerto. También buscamos la primera esclusa del canal y la azud que desvía el agua del río Pisuerga hacía el canal. Cuando construyeron el canal se montaron varios poblados para los trabajadores, pero solo Alar se convirtió en pueblo al calor de los años de esplendor del Canal de Castilla.
Esta jornada acabó con el tren volviendo a Valladolid. Ya en el vagón el revisor me comentaba que dejan subir de tres a cuatro bicis, en el primer y último vagón. «Es que no hay más espacio» yo asentía como un muñeco, mientras que veía como una máquina dispensadora con un «no funciona» ocupaba el sitio de dos bicis más. La indolencia de Renfe para los ciclistas es infinita.
Aunque el viento, el camino y el frío han exigido lo máximo de nosotros, hemos vuelto muy felices del Canal de Castilla. Para mi ha sido emocionante pedalear en tierras de mis ancestros, y poder charlar con los que todavía puedo abrazar. Este canal no tiene nada que envidiar a otros famosos canales ciclables de Francia, que son nuestra referencia. Puede que solo el tema del tren sea el punto que haga despegar su popularidad.
UNA ESTUPENDA GUÍA DE MANO DEL CANAL
Termino contando que mi hijo estrenaba en «modo viaje», con polvo de verdad, su bici Btwin Riverside, sus alforjas Redcycling y el bolso M-wave. Todo ha funcionado a la perfección y mi hijo que es una bestia ciclista, no ha tenido problemas de adaptación. Espero que te haya gustado este artículo y si te salen dudas manda un mail o compra la guía El Canal de Castilla. Yo la tengo y no es imprescindible, lo que mola de ella es que te cuenta la historia de cada punto del canal.