CANAL DU MIDI EN BICICLETA

Este fue nuestro primer viaje serio en bicicleta con mi niño. Antes habíamos hecho viajes de un par de días y este era el siguiente paso natural. Por referencias veía el Canal du Midi, como un recorrido ideal para nosotros. Con suficientes kilómetros, prácticamente llano, y con mucha sombra, algo importante en pleno mes de Julio. Muchas expectativas se han cumplido, y otras no. Pero en todo caso es un buen entorno para gente que debuta en esto del cicloturismo.

Aquí te cuento como fue nuestro viaje, aunque si buscas info para el tuyo, deberías también leer estos consejos y etapas para el Canal de Midi que puedo dar después de volver más veces. Si quieres un viaje organizado por el Canal du midi en bici visita el link.

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CON UN NIÑO PEQUEÑO

También decir que al ir con un niño (9 años) había unas normas especiales. Las motivaciones son diferentes, puesto que aquello de ver monumentos y hacer turismo….como que no. Sin embargo había que parar al encontrar cualquier bicho. Una piscina era sagrada. Y en el momento más inoportuno pueden tener caca de forma urgente. Tampoco se podían estirar más de la cuenta los kilómetros diarios, con lo que había que salirse del recorrido lo imprescindible.

Es por ello que la idea era ser autónomos llevando encima agua, comida y equipo de acampada. Para beber, dormir y comer a nuestro ritmo. La idea era tirar de camping aunque sabíamos que dejan acampar en el canal. También hay que tener en cuenta que los niños se suelen aburrir, si no tienen actividad.

Otro tema era el idioma, pues al no saber Francés (oral), pues había que llevarlo todo claro de casa, porque no quedaba el recurso de preguntar . Me he sentido un poco como Paco Martinez Soria…. porque los idiomas no son lo mío. Pero hay que decir que hemos encontrado mucha gente que medio hablaban español, y han sido muy amables. No se si daba penilla por el niño, pero toda la gente se portó muy bien y nos ayudaron. Desde los que me ayudaron a subir y bajar todos los trastos al tren, a los que me sacaron del marrón en el parking, hasta los que nos decían por donde iba el camino. De la oficina de turismo de Toulouse, me mandaron un mapa de la ruta que no pone muchos servicios interesantes (dormir y comer) que luego encuentras. Si quieres acertar la guia Bicimap es lo mejor por lo completa y práctica que es.º

TREN PARA IR HASTA TOULOUSE

Por recomendación de un amiguete decidimos hacer el trayecto de Toulouse a Beziers, dejando llegar a Agde en el Mediterráneo, como posibilidad. Compramos unos días antes los billetes de tren en raileurope, donde atienden en español, y te mandan los billetes. De esta forma puedes reservar espacio para las bicis en el tren intercity, hecho que por otros medios, parece que no es tan fácil. Dejamos el coche en el parking de la estación de Beziers, que aunque es descubierto te lo vigilan. Son 41 Eur. por siete días, aunque a mi me cobraron lo mismo por cinco.

El tren llegó casi una hora tarde por un incendio en un vagón, con lo que llegamos a Toulouse sobre las 23:00. El mover las bicis cargadas y el remolque, por dentro de la estación fue una tortura. Encima llovía, y pese a que el hotel estaba a unos 300 metros frente el canal, me perdí un par de veces. Llegamos mojados, y faltó desmontarlo todo y subirlo a la habitación. Acabé reventado. El hotel era espartano pero por 42 Eur. dormimos y desayunamos.

SALIMOS DE TOULOUSE

El día amaneció seco pero cubierto, y con fresca, con lo que empezamos a pedalear con las chaquetas puestas. Poco a poco dejamos atrás el entorno urbano de Toulouse entre mucha gente pedaleando en un lugar típico de paseo. El camino era ancho y asfaltado, y con tantas ganas e ilusión llevábamos un buen ritmo. Solo parábamos ante algún barco, o grupo de patos. Nos familiarizamos con el paisaje que luego iba a ser casi igual todo el viaje. El canal , flanqueado por árboles, los puentes, las esclusas… y fuera, campos de trigo , viñas o girasoles.

La primera desilusión fue que pensaba que cada esclusa tenia bar. No era así, y solo tres o cinco en todo el viaje ofrecían comida. Para llegar a los pueblos que vimos esa etapa había que salir algo del camino, cosa que no hicimos porque llevábamos comida. En este tramo era fácil encontrar agua. Los otros días la cargábamos cada día al salir del camping porque era difícil ver fuentes. Llegamos pronto al camping de Avignonet, que estaba bien pese a ser municipal. Nos duchamos, y plantamos el campamento. Luego fuimos al pueblo a visitarlo un poco, y comer una pizza malísima donde la mujer era lenta y con malas pulgas. Una panadería y otro bar era lo único que vimos.

SEGUNDO DIA EN EL CANAL DU MIDI

El segundo dÍa arrancamos tarde (10:15) y aun nos tocó volver cuando llevamos 2 Km. porque me di cuenta que me habÍa dejado una batería de la cámara. Un poco más adelante en Port Lauragais la pista asfaltada pasa a la historia. En general el resto del viaje, el camino bien, pese que a ratos encuentras piedras, y raíces (lo que a mi me hacia el trayecto mas entretenido). Otros tramos se vuelve muy estrecho porque la vegetación se come el camino. En algunas esclusas ponían grava (¿?). A mi me molestaban más las marcas dejadas por las ruedas en el barro seco, o algún pequeño hoyo.

También decir que muchas veces te encontrabas el camino a un metro del agua, y otro paralelo a pocos metros. En todo caso, hay llevar ruedas con algo de taco. Y yo recomendaría un sillín mullido, y suspensión delantera. Mi remolque fue de maravilla, y aunque vimos algunos de dos ruedas, seguro que padecerían en algunos tramos, y el niño acabaría con chichones. Mi hijo fue genial con su bicicleta 24 pulgadas. Yo en general eché en falta mas señalización sobre servicios cuando llegabas a un puente, esclusa o camino hacia algún pueblo. Añadir que es imposible perderse salvo en las ciudades que encontremos.

Llegamos al punto donde se junta con el canal de la Rigole, y existe un obelisco en memoria del creador del canal du Midi. Más adelante ya llegamos a uno de los pueblos principales de la ruta Castelnadaury donde entramos a comprar cosas en el super Spar, y comer en uno de los muchos restaurantes. Fuimos a la Maissón du Cassoulet, donde pedí este plato típico de judías, que no me gustó y me pareció ideal para reventar el colesterol. Comer de bar o restaurante era carillo y se perdía mucho tiempo, porque la rapidez, no es de la hosteleria francesa.

Continuamos, hasta el pueblo de Alzonne, donde buscamos el camping la Pujade, a unos 3 Km. del canal. Camping era un nombre misericordioso, a lo que era el jardín del chalet de un gilipollas. Un secarral sin sombra, y unos servicios prefabricados. Aquello me parecía más una trampa, que un camping y en ella nos tuvimos que quedar.

TERCER DÍA: HUYENDO DEL SOL

Al día siguiente empezamos muy pronto porque el sol pegaba cosa mala a las 7:30 y solo teníamos ganas de escapar del camping la Pujade. Nos entretuvimos un poco porque pensábamos que mi hijo había pinchado. Casi de un tiron llegamos a Carcassonne, la ciudad monumental del viaje. Yo tenia ayuda extra con los pedos que me producía el Cassoulet del día anterior. El camino por el canal se acababa dentro de Carcassonne, o se lo come la vegetación y no vimos señal de un recorrido alternativo. Frente la estación hay un super donde compramos la cena y agua. Dimos una vuelta y subimos a la Cite. Pero estaba petadísima de gente, el niño pasaba mucho de lo que veía, el sol pegaba a tope, y definitivamente el remolque cargado no ayuda a hacer turismo. Bajamos a la ciudad y comimos un bocata en una terraza. Luego volvimos a pedalear hasta llegar a una esclusa donde a la sombra de un sauce, hicimos una media siesta.

Aprovecho para contar que el entorno de las esclusas suele estar arreglado por el señor que vive allí, con lo que puede ser un buen lugar para descansar o acampar. Este fue el día que menos kilómetros hicimos, puesto que al nombrar la palabra mágica «piscina» mi hijo solo quiso que quedarse en el camping de Trebes, a L´ombre des micocolleurs. Estaba bien y nos dieron una parcela a la orilla del río Aude. Decir que allí nos encontramos con caras conocidas de los otros campings, que hacían las mismas etapas que nosotros. Me quedé admirado de una pareja madura que viajaba en un tandem de muy buena calidad. También habían muchos grupos que llevaban adolescentes, que viajaban descargados, pero en una furgona unos monitores, llevaban todo lo necesario para acampar. Me preguntaba si esa forma de viajar se puede llamar cicloturismo.

DONDE DORMIREMOS ?

Este día nos levantamos con la duda de donde vamos a dormir puesto que el siguiente camping estaba lejos para nuestras piernas, y tenía dudas de como llegar a el por una carretera amable de tráfico. El paisaje del canal puede resultar rutinario, pero yo lo doy por bueno porque ofrece una agradable sombra. El camino se complica un poco por trozos pero esquivar raíces y piedras ocupa tu mente. Pese a que la senda se estrecha a veces, no tiene dificultad, aunque te cansa un poco más, y eché de menos un sillín mas cómodo. Los barcos navegando rompen la rutina del paisaje.

En la esclusa de l´Aguille encontramos unas esculturas que hace el señor reciclando bicis, calderas y otros trastos. Todo muy divertido, y cosas de las que les encantan a los niños. Unos kilómetros más adelante paramos en la esclusa de Minervaille a comprar bebida y comer algo de lo que llevamos. El señor era terriblemente amable y solo le faltó pedalear por nosotros. Paramos en Homps para comprar la cena en el super, y visitar la oficina de turismo donde la señora no sabia ni donde estaba el camping ni a que distancia. Era fea, viejuna y no sabia ni español ni ingles. Solo me explico que estuviese allí porque fuese la novia de alguien.

Continuamos hasta Le Somail, pueblecito con un puerto. Como muchas veces en el viaje, o yo sumaba mal kilómetros, o las distancias en el mapa no estaban muy bien. Llevábamos mas kilómetros de lo esperado, era tarde y mi hijo estaba cansado, es por ello que pasamos del camping (que no sabíamos cuanto faltaba), y buscamos una Chambre d´Hotes. Son habitaciones que alquilan con desayuno. Algo parecido a una casa rural. Tuvimos suerte porque dos casas estaban ocupadas, y en la tercera (de nombre Neptuno) encontramos sitio por 55 euros. Una casa de pasado esplendoroso.

ESTOY CANSADO, QUIERO VOLVER A CASA

En el último día a los 3 Km. mi hijo ya me dijo «estoy muy cansado». Señal que me hacia decidir, no hacer una última etapa hasta Agde, y llegar hasta Beziers, recoger el coche y volver. Encontramos viento y desde el principio hacíamos paradas cada poco tiempo. Una de ellas fue muy agradable porque era un puente que enseñaba los sillares. Estuvimos viendo como los barcos lo traspasaban de forma muy justa. Era súper pornográfico. Además había una casa con música country a toda pastilla.

Me percaté que muchos puentes parecidos a aquel, tenían unos hierros incrustados, pero con formas diferentes ,lo que debía indicar algo. En este tramo el canal pasa pegado a varios pueblos, y en uno de ellos Capestang, asaltamos una epicerie (como un mini-supermercado) y nos compramos para prepararnos un bocata. Sentados en los bancos de la plaza principal, rodeados de restaurantes con sus terrazas, debíamos parecer genuinos vagabundos. Pedaleamos un poco más para hacer otra parada en Columbiers, para hidratarnos con cerveza y refrescos. La llegada a Beziers fue menos encantadora de lo que esperaba, puede porque nos equivocamos de camino. Nos interesaba cruzar pronto el canal y la vía del tren, con lo que pasamos por el primer puente que vimos.

Con el coche cargado, aun tuvimos el último susto porque el ticket del parking se mojó, no lo leía bien la máquina y no nos dejaba salir. Solo había una máquina, y un interfono donde llamar no se sabe donde, y nadie contestaba. Puse mi cara mas perruna y pedí ayuda a dos señoras que me ayudaron a decirle al operador lo que había pasado. Aun así casi nos voló una hora en aquella situación de Mister Bean. Cuando pude sacar el coche me tuve que contener para abrazar a mis salvadoras porque olía fatal y tenia ganas de volver a España, para dormir en Girona, y pasar el día siguiente en Barcelona. Pero eso, ya es otra historia.

VER MAPA GRANDE

Han sido 5 dias, y 220 km en bici, aunque sin contar algunos desplazamientos para buscar sitios. Un paisaje bonito pero repetitivo, pero ya nos gustaría tener aquí algo igual. Al año que viene continuamos por el canal de Garona que es la prolongación hacía el Atlantico del canal du Midi en bici. Como siempre si te puedo ayudar manda un mail. Si me quieres ayudar tu a mi, por favor comparte esta crónica en tus redes sociales. Gracias.

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