No se como descubrí esta senda fluvial del rio Alfambra pero de inmediato me pareció atractiva para hacer. Está muy cerca de Teruel, nuestra provincia vecina y el perfil era bastante asequible. Los kilómetros se nos iban un poco más allá de la barrera psicologica de 50 km, pero después de nuestro último viaje por las Landas nos venimos arriba. El tema climatologico tambien es importante en esta zona (calor o frio extremo) con lo que aprovechamos el último dia de verano. Esta ruta aprovecha lo que queda de un ferrocarril que se construyó pero que nunca se puso en marcha, y que pretendia unir Alcañiz con Teruel. Tambien toma caminos rurales entre la vega del rio Alfambra, un vergel entre un paisaje casi desertico. No es una via verde acondicionada como otras, con lo que es una ruta propia para bicis con ruedas de tacos, porque vamos a encontrar barro, piedras sueltas y subiditas. Estos dos elementos especialmente cuando salgamos del rio.
Dejamos el coche cerca de una gasolinera saliendo de Teruel por la nacional 420. Habian varias alternativas y nosotros tomamos la que nos dio el track de allavamos que nos llevaba por la derecha de la nacional. Al principio era un tramo de la via verde ojos negros, pero luego vinieron unas subidas y bajadas con un camino malo, que no molaban. Ya nos metimos en la vega del rio Alfambra donde los chopos marcaban un collar que a modo de oasis recorre toda esta parte de Aragon de aspecto desertico. El camino se convirtió en una senda de tierra prensada que daba gusto pedalear. Solo habia que tener cuidado con los charcos y el barro.Prefiero pedalear por lugares verdes y con vida. Ir en bici por lugares polvorientos y donde solo crecen hierbajos, me hacen sentir que este mundo está perdido.
Ya en Tortajada, pueblo de bolsillo pudimos ver el culpable de tanta vida, el rio Alfambra, que convierte un secarral en una huerta. Llevaba poca agua, pero la pinta del cauce es que de normal no lleva mucha más. Hicimos un pequeño picnic y continuamos hasta Villalba Baja donde estuvimos visitando las cuevas excavadas donde la gente vivia hace años. Habiamos cruzado la nacional y los tuneles y los terraplenes, nos indicaban la pinta de este lugar como via ferrea. El camino no estaba del todo mal, pero era polvoriento y el paisaje tipo peli de Madmax. Por suerte el sol no apretaba. Confiando que no fuese todo el rato igual…continuamos. A la altura de Cuevas Labradas cruzamos la nacional 420 y volvimos otra vez al rio Alfambra.
El camino volvia a ser con sombra, chopos y un vergel. Aunque ibamos a añadir un nuevo aliciente tener que cruzar el rio sin puente. Hasta seis veces aunque es verdad que en algun punto puedes hacer trampas y dejarlo solo en tres cruces. Con tan poca agua, fue divertido y mi hijo cruzo muy bien. Solo una vez tuvo que echar el pie al agua y mojarse. No pude dejar de recordar rutas de hace muchos años en MTB donde hacia lo mismo. El sol ya apretaba , y los kilometros pesaban ya en las piernas, con lo que al llegar a Peralejos pensamos que esa era el final de la via. Teniamos que continuar, pero decidimos comer en el bar del pueblo un bocata de jamon como no, de Teruel. Decir aqui que en cada pueblo que pasemos no vamos a tener problema para encontrar una fuente que nos alivie los calores.
Mas allá de Peralejos el camino va junto al rio Alfambra, pero luego continua por una vieja carretera, para de nuevo cruzar la nacional 420 y volver al antiguo trazado del tren. O lo que es lo mismo, polvo , grava y desolación. Sabiendo que habiamos llegado al final en el pueblo de Alfambra, nos tomamos un refresco en las piscinas del pueblo, en plena entrega de premios de una carrera de MTB.
Descansados nos hicimos el ánimo de volver hasta el coche. A un ritmo un poco más lento pero con menos paradas porque el sol se aproximaba a lo que debe ser en lo más crudo del verano. De vuelta mi hijo se llenó el y la bici hasta arriba de barro, y a punto estuvieron de no subir en el coche para volver a casa. No se por que me reñiria más mi mujer: por volver sin niño o con un niño marrón. Para hacerlo más entretenido tomamos una variante siguiendo recto en Villalba y pasamos por viejas estaciones. A juzgar por la señalizacion ese camino polvoriento era el recorrido oficial pero si lo sigues te pierdes parte de la vega del rio Alfambra, que es lo que más mola. Las rampas para volver al coche las tuvimos que hacer a pie porque las fuerzas ya se habían acabado. Si hubiese estudiado mejor el recorrido hubiese dejado el coche en otro lugar.