Hace tiempo que tengo ganas de salir de casa en Castellón con mi gravel y las alforjas, y simplemente tirar para el sur. Por la eurovelo 8. Hasta donde mis piernas me lleven. Pero con solo 3 días y amenaza de lluvia, había que cambiar el plan confinado. Por eso conocer el interior de la provincia de Valencia, era un planazo. Combinando la Vía augusta, el camino del Cid, las vías verdes Xixarra y la del Serpis, y unas gotas de eurovelo 8 se dibujaba una buena ruta (casi) circular.
Este viaje me ha permitido conocer los contrastes mediterráneos de la provincia de Valencia. Los arrozales de la albufera, combinados con los naranjos de la Ribera del Xuquer. Los viñedos de la llamada Toscana Valenciana, con los secanos del norte de Alicante. Y el mejor maridaje ha sido el tiempo primaveral. He tenido viento fresquito, lluvia, tormentas y solecito. Y todo por un terreno gravel, con tramos nivel MTB. El asfalto solo ha sido anecdótico especialmente en el segundo y tercer día.
El boceto del recorrido lo dibujé mirando las rutas de Valenciacicloturismo, la web de referencia en España. Su mapa con tantas rayas y dibujitos, puede marear, pero conceptualmente es genial. Así el plan era hacer un Valencia-Xátiva-Villena-Gandia y en algún punto tomar un cercanías para volver.
SALIDA DESDE VALENCIA CIUDAD
Hasta que no hagan la pasarela cruzar el nuevo cauce del Turia y la V30 es complicado. Por eso me bajé en la Font de Sant Lluis para cruzar esa zona por Mercavalencia. Desde el principio una fina lluvia me obligó a colocarme el poncho y dar las gracias de llevar guardabarros en mi gravel. Pronto se dibujó el paisaje de la Albufera, y encontré señales en el camino. De la vía augusta, el camino del Cid (la defensa del sur) y el camino de Santiago de Levante. A buen ritmo, pero lleno de barro llegué al Romaní donde paré a almorzar (ritual sagrado en tierras valencianas).
Tras un rato pedaleando el culo me pidió hacer una parada en Algemesí. Como no había mucho que ver, me dirigí hacía Alzira. Me encantó la entrada con la ribera del Jucar, y el precioso puente de hierro que lo cruza. Era mediodía y estuve callejeando por el centro, y visitando la antigua muralla. Aproveché para tomarme una cerveza y un pincho, que suele ser mi gasolina. Por suerte ya había parado de llover.
En Carcaixent me encantó ver las casas y almacenes de aspecto modernista. Pero los kilómetros fueron haciendo mella, y en l´Enova una subidita en lo que se llama el puerto del Sapo se me atragantó. Por suerte un poco más adelante tras una ligera bajada apareció la montaña del Puig con su imponente ermita en lo alto. Detrás estaba Xativa donde ya me fui a buscar el hotel muy bien ubicado y cómodo. Tras una ducha reparadora me di una vuelta por su centro histórico por donde conviene perderse.
DE XATIVA A LA TOSCANA VALENCIANA
El segundo día salió moderadamente soleado. Con fuerzas renovadas y sin dolores puse rumbo a Canals. Allí, como en Xátiva, habían restos de la influencia de los Borja. Poderosa familia a la cual pertenecieron dos papas del Renacimiento. Los naranjos quedaron atrás y ya los árboles frutales fueron dando paso a cultivos de secano. En esas estaba hasta que paré en Vallada a almorzar.
El camino era todo el rato en ligera subidita, por eso pronto me empecé a cansar. Una vez llegado a Moixent, tenía que tomar una decisión para evitar la potente subida si tomaba el track que me hacía pasar por Fontanars. Además en mi camino veía como se cerraban las nubes con pinta de tormenta. Viendo las opciones que me daba google maps, opté por la que me mandaba por la Font de la Figuera. Fue un error, porque además de ir un buen trozo por la vía de servicio de la A35, me metió por la rambla del río Canyoles. Sufrí en ese tramo por culpa de los cantos, y la arena. Además en un punto el camino se lo había llevado una riada, y tuve que cruzarlo en modo jabalí.
LA FONT DE LA FIGUERA
Llegar a la Font de la Figuera fue un bálsamo. Y una alegría porque siempre había pasado por fuera, en coche, y al entrar me pareció un pueblo cuanto menos coqueto. Pero mientras retomaba las fuerzas en la plaza mayor, el cielo se puso negro y se escuchaban truenos. Tuve el impulso de salir y ganarle por piernas a la tormenta. Pero viendo lo rústico del paisaje no me molaba la posibilidad de una granizada sin lugar donde esconderme de urgencia. Así que me refugié de la tormenta en el centro de salud, esperando que escampase.
Con lo más gordo pasado me armé con mi poncho y me fui camino de Villena. El sol salió un pelín, y allí solo entre pastos verdes, y viñedos hechos con escuadra y plomada fue un momentazo. Y es que estaba en lo que llaman la toscana valenciana donde los ocres te ponen tontorrón. El cielo se volvió a cerrar y apareció de nuevo la lluvia. Aguanté lo que pude los caminos de tierra. Pero los charcos, el cansancio y el frio me hicieron desviarme por el asfalto de la CV-656. Me planté en la cárcel de Villena, y menos mal que paró la lluvia, porque tuve ganas de arrimarme a la garita y preguntar «que tengo que hacer para quedarme aquí ?».
A lo lejos ya se adivinaba la silueta de Villena. Llegar fue otra historia porque las piernas estaban en las últimas. Pero bueno, llegar a la casa de los Aromas fue una bendición, porque es un sitio céntrico y cuqui donde quedarse en Villena. Tras una duchita me fui a visitar el castillo y todas las calles que lo rodean un paseo muy recomendable.
VIA VERDE XIXARRA
La mañana era despejada, pero fresca, y con viento en contra. Saliendo de Villena es fácil encontrar la vía verde Xixarra, aunque señales cero. Antíguamente el tren iba desde Yecla hasta Muro de Alcoy. En la actualidad se puede hacer con bastante fidelidad ese trazado original. Eso si hay muchos tramos de tierra con piedras. Yo llevo los Schwalbe Delta Cruiser Plus, que son justitos con ese terreno. El tema es que mi cuerpo ya llevaba mucho tute de los días anteriores, y entre la subidita y el camino mi ritmo era lento.
Tras pasar Biar y la figura de su castillo sobre la roca llegué a Banyeres de Mariola donde paré a almorzar. Ya el camino cambiaba de signo y tenía pendiente a favor. Eso si las piedras, no dejaban que el ritmo fuese muy alto. Por eso pasé de largo de Bocairent, y no pude visitarlo. Una buena excusa para volver. Y así dejé atrás la sierra de Mariola, hasta llegar a Muro de Alcoy. Aquí terminaba la vía verde Xixarra, y ya era la vía verde del Serpis, conocida de otras veces.
VIA VERDE DEL SERPÍS
Esta viene de Alcoy, y saliendo de Muro de Alcoy no tiene mucho misterio. Ahora tiene forma de camino rural, y cuando llega al pueblecito de Gaianes hay que tomar la Cv-705 donde comienza el descenso más serio. Tras pasar Beniarres hay que tener mucho cuidado de tomar el desvío a la iquierda (no señalizado). Un camino asfaltado pero con mucho bache me llevaría a los pies del castillo de Lorxa, donde estaba la vieja estación. Un poquito más adelante aparecía el rio Serpis encajonado en un cañón. El camino estaba bastante mal de piedras y charcos, y pasé muy justito cargado con las alforjas.
Eso si el tramo era impresionante solo tienes que ver el vídeo. En un punto crucé el rio y el camino mejoró un poco. Tras pasar un túnel bastante largo, tomé un desvío a la derecha que en una subida potente, llevaba a una cantera abandonada. Luego de nuevo descenso hasta Villalonga donde tomé el futuro trazado de la eurovelo 8 entre naranjos. Sin embargo con lo tarde que era, en Potries le dije a mr Google Maps: “llévame a la estación (lo antes posible y por sitio asfaltado)”. Tenía que tomar dos trenes para volver a casita, eran casi las 18:00 y ya no sabía donde tenia el culo. Así que en modo rewind, me planté en la estación de tren en Gandia.
Mi plan era haber llegado por la costa hasta Cullera o Xeraco, pero no quedaban fuerzas ni ganas. Y además ya lo había hecho. En todo caso aquí tienes el track por si quieres hacer algo parecido.