La Marjal dels Moros es un humedal situado al sur del Puerto de Sagunto, y unos kilómetros al norte de Valencia. Hoy en día, este nombre no seria políticamente correcto. También me hace pensar que si era de los moros, era porque los cristianos no querían un lugar tan duro para vivir donde la naturaleza siempre tenia las de ganar. Unos arriba otros debajo, no han cambiado tanto las cosas.
Hasta no hace tantos años este tipo de paisaje era el que mandaba en la costa valenciana. Zonas inundables y pantanosas, donde las cañas, y los juncos hacían muy difícil la vida y el aprovechamiento del terreno a la gente. Las desecaciones, contaminación, sobreexplotación de acuíferos, y la presión urbanística poco a poco han convertido los marjales en reductos, que sobreviven con cierta protección de las autoridades. La Marjal dels Moros aunque es zona protegida, no tengo claro su futuro, porque muy cerca , al norte tiene una importante zona industrial con posibilidades de crecer.
EN VERANO
La idea era haberla hecho un día de otoño, por aquello de los mosquitos y que es difícil encontrar en estos lugares sombra. Sin embargo salió el plan para hacerla a ultimas horas de una tarde de agosto. El recorrido por la zona tiene forma de 8, aunque hay algún que otro camino mas, y no tiene apenas dificultad, con lo que cada uno puede planificar un poco lo que le interesa hacer. Para los mas fuertes, la ruta 7 propuesta por Metrovalencia, te acercará al paraje saliendo desde la estación de Rafelbunyol. Nosotros dejamos el coche antes de entrar a Puçol.
Por un camino rural llegamos hasta la ruta. No se encuentra señalada, aunque encontraremos algún que otro panel que nos dice donde estamos y el recorrido. Como no hay demasiados caminos que tomar…..no es complicado recorrerlo. Nos encontramos con una puerta metálica cerrada que está muy bien para que no pasen coches al paraje, pero es que tampoco dejaban pasar a ciclistas. Por un momento pensé que era zona de máxima protección y que podíamos tener problemas si nos veía un guarda. Dejamos la valla a la izquierda y fuimos en dirección a la playa de Puçol.
Nos encontramos con el primer mirador, que se movía bastante cuando te subías. Aun así estuvimos mirando un rato las charcas y los muchos pájaros que allí habia. Sin dejar el camino llegamos a la playa de Puçol cruzando un puente sobre una pequeña acequia. Por unos metros nuestro camino es de asfalto pero pronto tenemos que girar hacia la izquierda. Un panel es la referencia.
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
Este tramo que iba bordeando la playa de cantos era el que mas temía. Se que estos caminos rara vez suelen estar bien, y los cantos y la arena no dejan ir pedaleando. Habia que echar pie a tierra e ir caminando, y aparte de ser engorroso y lento, te morias de calor. Tuvimos que pasar unos cientos de metros a pie, pero luego se volvía compacto el camino. Aun así, por todo este tramo de costa conviene ir con ruedas de MTB. El mar tenia en la orilla un color marrón, que no molaba nada.
Llegamos a un mirador, donde también se podían observar la fauna de una charca. Continuamos un poco más y llegamos al Grau Vell. Un grupo de casas, en el que si no fuese por los coches, dirías que habías vuelto 40 años atrás. Edificios sencillos, antiguos, donde la vida se hace en el porche y el nombre se pone en la puerta. Nada que ver con bloques de apartamentos. La planta de gas está a un tiro de piedra, lo que es una amenaza, y a la vez ahuyenta a tiburones urbanísticos (creo).
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
GRAU VELL
Continuamos por el camino asfaltado donde termina el Grau Vell, hasta que llegamos una vía de dos carriles del polígono industrial que están ampliando. Por no dar un rodeo, continuamos por el arcén, en dirección contraria porque no pasan coches. Creo ver un camino de tierra alternativo, aunque no tengo claro que nos lleve al mismo sitio. Una paleta metálica indica de nuevo el camino hacia el marjal. Dejamos el asfalto, y en una zona desecada continuamos hasta que una cadena nos cierra el paso. La cruzamos, y al poco nos hemos sumergido en las cañas y juncos. Imposible ver nada si no te subes unos metros. De esto te das cuenta al llegar al siguiente mirador. Se ve y oye mucha vida asomándose allí. Una pena que no llevemos unos buenos prismáticos, y eso que ya llevamos visitados unos cuantos humedales.
Al llegar al siguiente mirador, un camino nos llevaba hacia el mar de nuevo. Lo tomamos porque cruzabas un trozo el marjal sobre una tarima de madera. Nosotros lo dejamos justo cuando empezaba la tarima, porque mi hijo ya empezaba a estar cansado, y era muy tarde. Por ese camino que cruza por la mitad apreciamos lugares que se supone que debían de tener agua, pero que estaban secos. Me quedé con las ganas de saber si era por ser agosto, o porque se habían perdido. El sol se ponía allá al fondo de las montañas, dando una luz muy cálida que multiplicaba la belleza de los lugares….más que cualquier retoque de Photoshop. Eso, y el calor que daba una tregua se notó en los varios grupos de personas que nos encontramos. Debe ser buena (y barata) terapia, aquello de caminar entre marrones y verdes, solo escuchando pájaros.
FIN A LA MARJAL DELS MOROS
De nuevo regresamos al punto de partida, y allí estaba la puerta metálica. Pensaba que la podíamos pasar, por un lado, pero había que cruzar una acequia, y no me daba buen rollo hacerlo con niño y luego las bicis. Así que de forma cómica, busqué por la izquierda un camino entre los juncos. Creía que los que habíamos visto, tenían que haber pasado por ahí……pero los juncos por donde debíamos pasar tenían toda la pinta, de solo tapar una acequia.
Sin palo ni piedras para comprobar si aguantaría nuestro peso, fui tanteando el terreno, como aquel indio que va por el suelo olfateando un rastro. Menos mal que nadie me vio ni se enteró, porque tenia una pinta de esos que concursan en una isla desierta….. Estos son los típicos episodios que no te soluciona el GPS. Ya en camino conocido y no de tierra buscamos llegar cuanto antes al coche. El sol se fue escondiendo delante de nosotros poco a poco un gran final para esta excursión.