No somos muy de hacer escapadas en Pascua, pero con tanto examen e historias se trata de aprovechar los días de vacaciones. Nuestro escáner cicloturista detectó la vía verde Noroeste en Murcia, no muy lejos de nuestra casa, a unos 300 km. Esta vía va desde el interior hasta la capital, y una vez solucionado el tema logístico, con el autobús que nos llevaría de Murcia a Caravaca, todo empezó a casar.
Esta es una vía verde de fuertes contrastes paisajísticos, y con cierto desnivel. Como la ruta son más de 80 km la planteamos como un viaje de dos días, para poder ir a ritmo tranquilo. Donde dormir no iba a ser problema puesto que esta vía verde tiene una red de albergues alucinante. El único condicionante es que debes reservar con anticipación, puesto que te lo abren para ti.
El comienzo del viaje ya fue accidentado. Nos perdimos no una, sino dos veces para localizar la estación de autobuses de Murcia. Y es que no aprendo a evitar estos errores. Luego también fue una odisea aparcar cerca de la estación porque todo es zona azul. Al haber perdido el autobús de las 13:10 aprovechamos para comer mientras esperábamos el de las 15:10.
PROBLEMILLAS CON EL AUTOBÚS
Subir al autobús también fue una historieta. El bajito conductor del autobús parecía resentido con los ciclistas. Me decía que las bicicletas no podían subir que luego no cabían las maletas, y yo mirando a ambos lados solo contaba seis pasajeros y un bolso de mano. Cuestionado ese argumento me decía que las bicis destrozaban maletas “mire que las ato con una goma”. Luego que la compañía solo las aceptaba embaladas en caja “oiga que llamé y que no me ponían esa condición”. Nos puso mala cara hasta para cobrarnos. Seguro que esto debe ser normal entre los cicloturistas, pero no estoy acostumbrado a estos personajes. Al pedalear con mi hijo despertamos normalmente simpatía, no mal rollo.
SALIDA DE CARAVACA
Por fin en Caravaca preguntamos cómo llegar hasta la vía verde Noroeste (no habían señales). No es que me mate preguntar porque hay indicaciones que tela “tiras pa adelante y tres semáforos pa abajo. La referencia del inicio de la vía verde es una estrecha carretera con sendas filas de chopos. Para no fallar a la tradición en los primeros metros todo eran cadenas que se salían, sillines mal ajustados y mocos por evacuar.
La idea era haber pegado una pequeña vuelta por Caravaca, pero con el retraso que llevábamos cambiamos de idea. El paisaje aquí era de campos de frutales y naves industriales, aunque también apareció un familiar tramo de trinchera. Sin darnos cuenta llegamos a Ceheguin, donde también evitamos la tentación de visitar el pueblo que tenia una pinta estupenda. El señor que nos abría el albergue estaba esperando.
En ligera subida atravesamos el tramo más boscoso y más serrano de la vía verde del Noroeste entre pinos. Ya el pueblo de Bullas aparecía delante de nosotros, pero cuando lo teníamos a tiro, a la altura de la autovía RM-15 las señales nos desviaban hacia la derecha. Unas pequeñas rampas, y la sensación de que nos desviábamos por el mal camino hicieron mella en mi hijo, y se nos atragantó este tramo. Por fin llegamos a Bullas, y de nuevo preguntando a entrañables jubilados llegamos al albergue de Bullas pegado al camping de Rafa a las afueras del pueblo.
DESCANSO EN BULLAS
Con una ducha y sin ropa con olor a choto, ya éramos personas. Con una cerveza y unos montaditos, los reyes de Murcia. Esta vez si que dimos una agradable vuelta con nuestras bicis por Bullas pero pronto nos retiramos a dormir al albergue. Estábamos solos en el estupendo y moderno albergue con lo que nos tuvimos que contar historietas para dormirnos, y espantar a los asesinos en serie de toda la comarca, prestos a descuartizar a dos ciclistas ingenuos. Vacaciones de Pascua, un albergue vacío y las pocas personas que nos cruzamos da que pensar que popular esta vía verde Noroeste, no es.
NIEBLA EL DOMINGO
Al abrir los ojos el domingo de resurrección, por los amplios ventanales nos saludó un invitado inesperado: una espesa niebla. Un elemento nuevo en nuestras rutas y que invitó a estirar un poco el tiempo en la calentita cama. Como en un rato había aclarado un poco nos pusimos en marcha mientras hacíamos tiempo desayunando en un bar. Pese a llevar puestas todas la prendas que teníamos la niebla multiplicaba el frio. Este tramo era de bajada entre campos de frutales y de secano, y con viaductos de vértigo.
Cuando llegamos a la estación de la Luz, el sol venció definitivamente a la niebla, y nos empezó a sobrar ropa. La vía verde en este punto da un par de rodeos, para evitar la carretera C-415 antes de llegar a Mula. Algunos puntos estaban en mal estado y mal señalados. Ya con el sol apretando almorzamos en un bar de Mula.
Un poco más adelante en Baños de Mula terminaba la vía verde del Noroeste, o al menos el primer tramo. A partir de aquí el camino se vuelve de tierra, más propio de MTB o gravel pero con nuestros neumáticos mixtos, pudimos salvar. El paisaje se radicalizaba volviéndose desértico, es lo que se llama badlands. No está mal para rodar una escena lunar, pero no da ganas de ensimismarse en el paisaje. Además si el sol apretaba en abril, en verano debe ser brutal.
Lo que menos moló es que las señales estaban reducidas a lo mínimo y había cruces sin señalar la dirección. Después de pasar Campos del Rio el viejo recorrido del tren en algunos puntos se había cortado, y para enlazarlos los tramos eran realmente malos. Tanto que en algún momento me dije “que cojones hacemos aquí ¿” Paramos a comer en Alguazas, en esta vía verde del Noroeste pasas cerca de muchas poblaciones y la sombra es difícil de encontrar pero bares….no te los acabas en la via verde noroeste.
Antes de llegar a Molina de Segura cruzamos el río, por el imponente puente de hierro. Pensaba que el río Segura nos iba a llevar hasta Murcia, en un agradable paisaje de huerta pero no. La vía verde aquí volvía a ser asfaltada y en ligera subida, por un secarral extremo. Este tramo se nos atragantó y solo queríamos terminar, antes de que el sol de mediodía terminase con nosotros.
FINAL DE LA VIA VERDE NOROESTE
Un poco más adelante en el campus universitario de Espinardo acababa la vía verde del Noroeste. Por un error de cálculo pensaba que estábamos cerca de nuestro destino, la estación de autobuses de Murcia. Pero no, aun nos faltaba un puñado de kilómetros. Por suerte, me había guardado el waypoint de donde estaba el coche, y pudimos llegar hasta el. Felices como perdices aun tuvimos ganas de visitar de camino a casa el palmeral de Elche. En la memoria quedaba esta vía verde Noroeste llena de fuertes contrastes.