Hacia tiempo que estaba esperando una ocasión como ésta. Una salida organizada y masiva, y por que no, con cierto sentido reivindicativo. No es bueno que el hombre pedalee solo, y el cuerpo me pedía aquello de sentirse oveja en un rebaño a pedales. Nos habían salido otras antes, pero por diversas razones no habia podido ser. La XII edición del día de la bici de Castellón, ha sido nuestro debut en estos rollos. Organizada por Els amics de la Natura, reivindica un poco el uso de la bici y su promoción como medio de transporte habitual.
CASTELLON CIUDAD CICLISTA
Para quien no conozca Castellón, es una ciudad que en los últimos años se está poniendo las pilas en el tema de la bici urbana. Mucho carril bici, ciclocalles, policías en bicicleta, y mucha gente con su Bicicas (sistema de préstamo de bicicletas). No he podido evitar recordar a mis amiguetes Castelloneros que se quejan de lo mucho que queda por hacer en su ciudad. Porque en mi Vila-real estamos en la prehistoria del ciclismo urbano. Ahora se lo que siente el negrito que escucha su barriga mientras mira como el blanquito se queja que la comida está salada.
Lo suyo hubiese sido recorrer los menos de siete kilómetros entre ambas ciudades pedaleando, pero intentarlo con un niño era excesivamente peligroso. Por eso hemos recurrido al tren de cercanías. Tras hacer algo de circo, para subir las bicis por las escaleras mecánicas de la estación, hemos salido hacia el punto de encuentro. Se respiraba un ambiente muy familiar, con muchos niños, y con bicis de toda alcurnia. Aunque las que mandaban eran las verdes que son de préstamo público (Bicicas).
Sin darnos cuenta se ha dado la salida, y nos hemos puesto en marcha. Me daba un poco de yuyu que mi hijo se tocase con alguien porque no está acostumbrado a rodar en un potaje de bicicletas. Pero la cosa ha ido bien. Me he podido relajar al no tener que estar demasiado pendiente de el, ni de los coches, y me he dedicado a disfrutar de rodar por esas calles que tantas veces he recorrido a pie. Pedalear por esas calles ha sido una forma diferente y muy especial de visitarlas. También me ha gustado ver como la gente se paraba a vernos, me he sentido un poco exhibicionista.
Hemos ido dejando calles hasta que hemos tomado camino hacia el mar, siempre con policías que nos detenían el trafico porque rodábamos por vías principales. Mi hijo llamaba la atención de la mujer policía que iba y venia constantemente. A mi también me llamaba la atención pero por otras razones . Debia ser la erótica de la bici, o del uniforme, todavía no lo tengo claro. En todo caso que bueno ver policías pedaleando.
La marcha ha llegado hasta el puerto, y ha tomado dirección norte, siguiendo de cerca, la línea de la playa. Hemos continuado un rato más pero al llegar al limite con el municipio de Benicasim hemos decidido darnos la vuelta para regalarnos un almuerzo. Y no tengo claro si a la vuelta nos hemos encontrado con más ciclistas , que los que iban en el grupo que habiamos dejado. La verdad es que da gusto haber perdido la cuenta, con tanta bici que contabilizar.